Las diferentes vestiduras identifican cada rango dentro de la iglesia. Y los colores varían de acuerdo a los acontecimientos de la liturgia a lo largo del año.
Pero en todos los casos, desde el siglo XVI al XX, se deja ver la pasión por los hilos de oro, los brocados y los bordados. Quizás los más vistosos sean los del XVIII, influenciados por los floreados modelos franceses y poblados de motivos chinescos y bordados mejicanos y peruanos.
